Películas inacabadas (Parte 1/4)

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Como espectadores del séptimo arte solemos disfrutar de las producciones que se muestran en las pantallas, participar de la locura mercadotécnica y enterarnos de la vida de los actores, productores y todo aquel involucrado; sin embargo algunas veces queremos más, es decir, a veces no nos basta con lo que esta industria pone ante nuestros ojos y queremos saber qué pasa detrás; entonces es cuando prestamos atención a ese “tintero” en el que se quedaron -por alguna u otra razón- historias por contar, que ¿quien sabe? pudieron haber sido tremendos fracasos o quizá éxitos rotundos… lo cierto es que asomarse al tintero resulta, cuando menos, provocador.

Por: Jonathan Guillén

¿Y si…? son dos palabras que, en el cine y en la vida pueden traer grandes sorpresas, buenas y malas, imaginación, humor, interés, emoción, etc. Por eso al público le acaba interesando qué pudo ser de tal o cual proyecto, centrándonos en el cine, por supuesto.

No es ninguna novedad que realizar una película, especialmente si hay cientos de millones de dólares detrás de ella, no es tarea fácil, más si el proyecto puede tener mucha repercusión, con lo que los estudios se preocupan de sacar un producto que sepan que aunque sea a niveles bajos, guste a casi todo el mundo. Teniendo en cuenta que, en la mayoría de casos son proyectos que tenían alguna complejidad artística o técnica y no todos tenían mastodónticos efectos visuales o sets.

Nos centraremos en algunas, pues el famoso “development hell” tiene muchos inquilinos y esta serie de 4 artículos sería interminable. Para el que no lo sepa el development hell es el -traducido literalmente- “infierno de desarrollo”. Esto se aplica a esas películas que sólo han pasado de la fase de guión e iban a ser producidas o preproducidas para rodarlas pero, por diversos factores, no llegaron a rodarlas o a la preproducción. Algunos de sus inquilinos más distinguidos serían Crusade, la película sobre las cruzadas que Paul Verhoeven (Desafío Total. 1990) iba a dirigir con Arnold Schwarzenegger como un templario en medio de las sangrientas batallas contra los sarracenos.

arnold_schwarzenegger_crusade_movie_teaser_poster_by_tanman1-d6bol25LAS CRUZADAS DE SCHWARZENEGGER

Carolco, que había producido Terminator y Desafío Total se puso detrás de los 100 millones de dólares que necesitaba el proyecto, pero cuando empezaron a ver los “derroteros” que iba a tomar convirtiéndose en una película de Mr.Olimpia que sería sólo para mayores de 18 años, pues la violencia y el sexo estaban presentes en los borradores iniciales de forma prominente, las dudas comenzaron a propagarse por las oficinas de la productora, aunque el éxito de Desafío Total también con Arnold y Verhoeven, además de los recientes éxitos sonados de Terminator 2 e Instinto Básico, la primera con Schwarzenegger y la segunda dirigida por Verhoven daban confianza en que, quizás, pese a no ser para un público más amplio podían tener otro exitazo entre manos. Pero entonces llegó La Isla de las Cabezas Cortadas, la épica película de piratas dirigida por Renny Harlin (Jungla de Cristal 2: Alerta Máxima) y con su entonces mujer Geena Davis, como una capitana pirata. La película fue y es uno de los grandes fracasos comerciales de la historia del cine y consiguió hundir del todo a Carolco, que no pudo hacer frente a nuevos proyectos y menos uno de tanto presupuesto como el relato de las cruzadas que Verhoeven y Schwarzenegger sólo veían por 100 millones de dólares. El director holandés se iría a realizar la infame Showgirls, otro fracaso de crítica y público y Schwarzenegger se puso a las órdenes de James Cameron (Terminator) otra vez para Mentiras Arriesgadas con Jamie Lee Curtis, ésta última: éxito rotundo de taquilla y público, tanto que aún se espera la secuela.

HERBERT Y JODOROWSKY, UN AMOR IMPOSIBLE

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Alejandro Jodorowsky

Para los que no conozcan a Jodorowsky, la explicación más “condensada” sería que es un filósofo que expone sus ideas a 24 fotogramas por segundo. Otra cosa es que su cine, en el que el realismo mágico, la metáfora visual y las IDEAS están presentes en primera fila, pueda ser considerado “snob” o “friki” por el público “mainstream” pero nunca ha habido la más mínima duda de que es uno de los hombres que más busca romper los límites formales del cine y la narrativa.

Con esas credenciales, además de películas como El Topo o La Montaña Mágica, tampoco parecía la mejor opción para llevar el “Opus Magnus” de Frank Herbert: Dune. Dune, como muchos sabréis, es la historia de Paul Atreides, heredero del ducado de la Casa Atreides, los cuales, por orden del emperador se trasladan al planeta Arrakis, el único lugar del universo en el que se puede extraer la especia más valiosa: el melange.

Intrigas palaciegas con traiciones imperiales, además de los enemigos jurados de los Atreides, la Casa Harkonnen, componen una historia sobre el hombre y su relación con el universo, los recursos naturales, el honor, etc.

Jodorowsky vio en esta epopeya la oportunidad perfecta para poder, aún más, dar rienda suelta a muchas ideas y experimentos visuales que tenía pensados. Además, como buen director, se rodeó de algunos de los mejores en cada campo. James Cameron lo decía muy bien: “Soy lo suficientemente inteligente como para rodearme de gente más inteligente que yo”. Jodorowsky consiguió traer a H.R. Giger, antes de que Ridley Scott lo descubriese; a Jean Giraud, también conocido mundialmente como “Moebius” difunto creador de Blueberry y de Heavy Metal (Metal Hurland, como se llamaría en Francia), además de a Ron Cobb, diseñador de producción en algunas de la películas más prominentes de los últimos 40 años: Alien, Blade Runner, entre otras y para los efectos visuales contó también con Dan O’bannon, que posteriormente guionizaría Alien y que había hecho los FX de Dark Star una película universitaria de scifi dirigida por un jovencísimo John Carpenter y que se convirtió en la mejor película universitaria de ese año. Jodorowsky, además consiguió para la BSO a los grupos de rock Pink Floyd para la música de los Atreides y Magma para los malvados Harkonnen. Y el reparto no podría ser más ecléctico: Orson Welles, Mick Jagger, Salvador Dalí, David Carradine (Kill Bill), además de su propio hijo como el protagonista. De hecho, Jodorowsky dijo que su intención era darle a la gente lo que sentiría con el LSD pero sin tomar LSD, como forma de abrir la mente del mundo. Su presupuesto final de 9,5 millones de dólares a finales de los 70, no era alto para la época (Star Wars había costado 11 millones), pero el proyecto no consiguió acabar de convencer a los inversores y el guión “del tamaño de una guía de teléfonos” además del libro de arte que Jodorowsky compuso con todo el material, se quedaron como los únicos productos resultantes de un proyecto que, según algunos podría haber sido lo más revolucionario que se había hecho en el 7º arte en casi medio siglo. Sobre el Dune de Jodorowsky existe el magnífico documental Jodorowsky’s Dune dirigido por Frank Pavich y estrenado en 2013.


JonathanJonathan Guillén Ros. Amante del cine y cineasta desde los 16 años. Ha dirigido 9 cortometrajes, realizado más de 50 vídeos profesionales en varios ámbitos y, también ha sido supervisor de FX para 5 cortometrajes y 2 largometrajes, uno de ellos actualmente en fase de rodaje. Además estudió periodismo y es un apasionado de todo tipo de cine, tanto por las propias películas como por la gente que trabaja en ellas. Desde los 23 años ha estado compaginando su trabajo como cineasta con el trabajo en el campo del Marketing Online, experiencia que le ha dado una perspectiva muy amplia sobre qué contenido poner y cómo ponerlo para atraer visitas y lectores.

Pueden ver algunos de sus trabajos en:
www.vimeo.com/jonathanguillenros

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