Cada industria tiene un héroe silencioso, esa persona que es pieza clave para ofrecer los espectaculares resultados que esperamos cuando vemos una peli, jugamos un videojuego o vamos a un concierto… hablando de héroes y conciertos, ¿Alguna vez te has preguntado qué hace ese técnico que se esconde en el escenario? No te pierdas esta entrada, porque puede ser que no te imagines su importancia.
Texto y fotos por: Daniel Pernas
Hace poco me volvió a ocurrir algo que se ha ido repitiendo durante años:
Hablando con un amigo sobre mi trabajo, no entendía cual era exactamente mi labor como técnico de monitores. Este amigo sabe de música y es devoto de conciertos y festivales, igual que la mayoría de los que antes que él, me hicieron la misma pregunta: “pero… ya hay un técnico de sonido fuera… ¿qué haces tú ahí arriba?”. De hecho, muchos de los que estáis leyendo esto puede que ni os halláis enterado que hay un técnico de sonido trabajando escondido en escena durante los conciertos, así que este articulo puede servir para aclarar algunas cosas.
Como punto de partida, es necesario explicar qué es una mezcla de monitores, para ello pongámonos en la situación del músico. Cuando acudes como público escuchas el concierto por la PA, que son las grandes columnas formadas por sucesiones de altavoces que vemos en los laterales del escenario. Pero para el músico, estos altavoces están por delante de él, y orientados hacia afuera, con lo que no le son de gran ayuda para tocar. Y aquí es donde entra en juego la mezcla de monitores. Cada uno de los músicos recibe una mezcla independiente e individual, donde escucha correctamente un mix personalizado.
Podríais pensar que cómo es que necesita ésto, si ya tiene a la banda tocando al lado. Aquellos que sois músicos y os habéis subido alguna vez a un escenario ya lo habréis sufrido por vosotros mismos. Si no es así, imaginad a uno de esos músicos, por ejemplo el bajista, tocando en un festival, al lado de una pantalla de altavoz de más de dos metros de altura y a metros de distancia del resto de la banda… solo será capaz de oír su propia pantalla pegada a él. Y lo mismo con el resto de los músicos.
Por ello, cada músico necesita una mezcla de monitores personalizada. Esta mezcla se hará desde la mesa de monitores, colocada en un lateral del escenario, donde el técnico tiene contacto visual con la banda para poder estar pendiente de las necesidades de ésta en todo momento. Fijaros en los conciertos, cuando veáis que un músico hace señas a un lateral del escenario ¡está pidiendo algo de su mezcla!. Cuando el técnico de monitores trabaja siempre con la misma banda es una ventaja, ya que conoce las necesidades de cada músico y es capaz de interpretar qué necesita alguien con un solo gesto o incluso arreglarlo antes de que el músico tenga que pedirlo.
La forma más básica de enviar dicha mezcla de monitores es por los llamados, valga la redundancia, monitores, cuñas o wedges. Dichos monitores son altavoces que solemos ver en el suelo delante del músico y apuntando hacia él. Por allí, el técnico de monitores enviará una mezcla correcta para cada músico por separado, compensando y teniendo en cuenta lo que ya escucha acústicamente en escena.
Los tamaños de los monitores se rigen por las pulgadas del cono de graves (un altavoz de escenario consta de un cono de graves mas un tweeter para los agudos). A mayor tamaño del cono de graves, mejor y con más potencia será la reproducción de los graves. Un tamaño típico para una cuña es 12” o 15”, mientras que para el batería se usa un altavoz de mayor tamaño, 15” o 18”, denominado drum fill.
Aparte de esta diferenciación en tamaño, los monitores se clasifican en autoamplificados o no autoamplificados. Éstos últimos necesitan una etapa de potencia externa para poder funcionar, mientras que los autoamplificados ya disponen de una integrada en el propio monitor.
Para escenarios más grandes, existe además otro tipo de monitoraje llamado side fill, que consiste en altavoces de mayor tamaño (generalmente 18”) colocados en los extremos laterales del escenario y apuntando hacia el centro de este. Por aquí es normal enviar una mezcla general que sirve para rellenar huecos en el escenario, ya que el sistema de monitoraje de cuña cubre un radio determinado y si el músico se mueve mucho en escena su escucha variará.
Como vemos, hay tres tipos de altavoces (wedges, drum fills y side fills), pero también existe otra modalidad de escucha: los sistemas in-ears. Estos sistemas consisten en un conjunto emisor-receptor para el envío de una señal inalámbrica. El emisor estará en la mesa de monitores y el músico llevará consigo una petaca receptora donde colocará unos auriculares in-ears, preferiblemente hechos a medida (encajan a la perfección en la oreja y se evita así que se salgan durante el concierto). Estos sistemas son más caros (un in-ear a medida capaz de reproducir correctamente 3 vías de medios, graves y agudos con calidad, no baja de los 1000 euros) pero le dan al músico una
escucha más perfecta, ya que oyen exactamente lo que les manda el técnico de monitores sin importar que está sonando al lado suyo en escena o la calidad de las cuñas y monitores. Para muchos músicos esto es una ventaja, aunque muchas veces la “sensación” es incomoda, ya que se pueden sentir un poco “aislados “ de la banda y el público. Para evitarlo, es bueno que el técnico les envíe también algo de audio de público (cuando éste canta, o aplausos entre temas) que se tomará mediante un micro apuntando desde el escenario hacia afuera.
Pero, a la hora de hablar de conciertos y del personal que trabaja en ellos, hemos de tener en cuenta que no todos los eventos requieren del mismo equipo de trabajo. No es lo mismo un concierto en una sala pequeña que en un festival. En salas pequeñas, muchas veces no existe mesa de mezcla de monitores, con lo que esta mezcla la hará el técnico de PA (que es quien mezcla para el público). Según el evento gana en tamaño, más necesario es el técnico de monitores, ya que además de lo visto hasta ahora, el músico no tiene facilidad para pedirle algo de su escucha al técnico de PA, a mucha distancia física y centrado en hacer sonido para el público. Ambos técnicos forman un tándem, por que aunque el público escucha la mezcla de PA, en dicha mezcla está, obviamente, lo que los músicos tocan y si ellos no se escuchan bien, tampoco serán capaces de tocar bien, influyendo en la calidad final del concierto.
Un buen técnico de monitores ha de conocer las necesidades del músico, tener cierto punto de psicología para saber que puede necesitar en cada momento y hacerle sentir a gusto en escena para que él no se preocupe más que en llevar a cabo una gran actuación; mientras que un mal técnico de monitores puede llegar a arruinar un concierto, haciendo sentir incomoda a la banda sobre el escenario.
Cuanto mejor se escucha un músico, mejor toca, esto es una verdad universal y aquí radica la importancia de un buen técnico de monitores, ese técnico en la sombra, escondido en escena, cuya responsabilidad es hacer disfrutar a los que harán disfrutar al público.
Daniel Pernas es Ingeniero de Telecomunicación y profesor de Audio Engineering en SAE Institute Barcelona. Como técnico de sonido, trabaja tanto en estudio como en directo. Es miembro fundador y técnico en los estudios La Masia Music Lab de Barcelona (www.lamasiamusiclab.com), y en el ámbito de directo ha trabajado en distintas salas y como técnico oficial de monitores de la banda de pop electrónico Dorian, con los que realizó giras por España, Francia, Argentina, Colombia o México.
2 Comments
Un artículo súper interesante, muchas gracias! Seguid por esta línea! 🙂
Gracias a ti, MIA, por leernos y por tu comentario 🙂